miércoles, 7 de septiembre de 2011

Dedicado a Georgina Heinberg

La planta que da la flor y el fruto, es, en gran
parte, resultado de lo oculto, lo que transmite la tierra
a sus raíces; por eso crece y se extiende, mientras
el sol, el rocío, el aire, la lluvia la completan…

Como dice el poeta:”…vive de lo que lleva sepultado”.
Así nos acontece, amigos. Por eso es hora de sacar
espinas, hojas secas, yuyos, piedras y sombras de
nuestro corazón, renovarlo para que vigore la Primavera,
con nuevo abono, festiva y perfumada; espantar
a las hormigas y se poblará de cigarras y
de gorriones…

Si no hacemos una fajina, preparando el espacio para
que entre en nosotros todo lo bello que contiene esta
festiva estación, sólo tendremos una imagen superficial,
pasajera, a flor de piel…Si no esperamos la Primavera
convencidos del cambio, del bien que trae, sin que
nosotros cambiemos, ella no será plena, la primera lluvia
y el primer viento la borrarán, en una sola pasada,
como a un perfume barato…

Perpétua Flôres