sábado, 31 de marzo de 2012

WWW

Trátase de la W que estaba allí, casi a la orilla de nuestros alfabetos, de una inutilidad suprema, más muda que la H , siquiera como un apoyo logístico emitía un sonido...
La H al menos anuncia la palabra, el ser, en Hombre, el tiempo en Hoy, pero la W , nada.
Brasil ya la había echado de su alfabeto, usándola apenas en palabras extranjeras o símbolos, en calidad de visitante...
De repente surge Internet con todos sus errores incorporados y encontrando la H y todas las demás letras ocupadas, muy ocupadas, la usó para la puerta de entrada, haciéndola necesaria como una llave: sin la W no entrás en ningún sitio.
Sin ellas no te enterás de nada.
Pero, encontrándola tontita y floja, debió usar tres para reforzar. WWW.
La W que es como la M de patas para el aire, vaga a más no poder. Comenzó a tener utilidad, como la guardia informada.
En la puerta de organismos oficiales, sin hacer nada, pero impresiona, es como los ñoquis en algunas reparticiones públicas.
La tecnología las incorporó y ya nadie la mueve de su puesto de honor.
Son una decisión, un hecho, una ley, una clave, un distintivo, un símbolo.
WWW. O mejor, en minúscula www.
Doble ve, doble ve, doble ve. Y punto.

Perpétua Flôres
Entre dos Patrias

PASCUA



EL CRISTO DE LAS GOLONDRINAS
Dibujo de M. Alcázar. Tomado de la revista Blanco y Negro. Madrid 07/04/1900












La cruz -de anudados músculos- se prendió,
como un parásito, en el arbusto que los
hombres transformaron el cuerpo de Cristo.
Clavos agudos atravesaron los dos cuerpos
encimados, fluyendo savia roja hasta secarlos.
Una nube de golondrinas compasivas -dicen-
con la tenaza del pico fue desprendiendo las
espinas de las violetas que se ocultaban en
las orejas, de la corola del ombligo, de los
pétalos de los dedos de Cristo...
Imaginamos que los clavos oxidados -por un
milagro- se fueron transformando en alpiste
en el pico de las golondrinas. Y cuando ya
habían aliviado el espectro divino y volaban
juntas a otros cielos (merecidos), una de ellas,
la más pequeñita, harta de alpiste y exhausta
del trabajo, se quedó dormida en el nido tibio
de la cabellera de Cristo, durante aquella noche
de Pasión hacia la humanidad.

Perpétua Flôres