sábado, 31 de marzo de 2012

PASCUA



EL CRISTO DE LAS GOLONDRINAS
Dibujo de M. Alcázar. Tomado de la revista Blanco y Negro. Madrid 07/04/1900












La cruz -de anudados músculos- se prendió,
como un parásito, en el arbusto que los
hombres transformaron el cuerpo de Cristo.
Clavos agudos atravesaron los dos cuerpos
encimados, fluyendo savia roja hasta secarlos.
Una nube de golondrinas compasivas -dicen-
con la tenaza del pico fue desprendiendo las
espinas de las violetas que se ocultaban en
las orejas, de la corola del ombligo, de los
pétalos de los dedos de Cristo...
Imaginamos que los clavos oxidados -por un
milagro- se fueron transformando en alpiste
en el pico de las golondrinas. Y cuando ya
habían aliviado el espectro divino y volaban
juntas a otros cielos (merecidos), una de ellas,
la más pequeñita, harta de alpiste y exhausta
del trabajo, se quedó dormida en el nido tibio
de la cabellera de Cristo, durante aquella noche
de Pasión hacia la humanidad.

Perpétua Flôres

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