sábado, 22 de octubre de 2011

El amigo de los chicos


















Néstor, los conocía con el corazón.
Ahora están desolados con su ausencia.
Algunos tan chiquitos ni saben razones de esa especie de abandono, que el kioskero les dejó.
No más las filas para los marcadores, chupetines, cuadernos, caramelos tan dulces como sus palabras, mansas y buenas.
La esquina del Colegio Euskal Echea, de Chile y Sarandí, en el barrio de San Cristobal, hoy está cerrada, pero la áspera cortina es un jardín de colores, con los mensajes puros e inocentes de los niños, que lo querían y a quien él comprendía como un Abuelo.
Una vida que esparció luz y alegró a un montón de chicos, padres y maestros, que hoy le dan un Adiós lleno de palabras y lágrimas.

Texto: Perpétua Flôres
Fotos: Georgina Heinberg

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