miércoles, 28 de diciembre de 2011

DICIEMBRE




Hoy vi un pesebre tradicional.
Expresiones naturales, dulcísimas,
y la Sagrada Familia; y los animalitos, mansos,
tiernos.
El Padre, serio y protector, en la medida
de sus posibilidades.
El Niño, desparramado, sano, bello.
Y María, la Madre -a ella quería llegar-,
motivo de mi sorpresa: María acostada.
¡Acostada! Como estaría cualquier mujer
después del parto.
Me gustó sobremanera verla acostada.
Magnífica la idea, justa,
de dejarla descansar, después de tantas jornadas
en el lomo lento del burrito,
en la búsqueda de un lugar dónde tenerlo a Jesús.
María, reposando, con el bebé a su costado,
luego de haber dado la Luz.
Merecido reposo.


PERPÉTUA FLÔRES

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